Blog

Carmen de George Bizet-La historia del crimen real.

Don José estaba frente a su amada Carmen, bloqueándole el paso. Él decía que la amaba y le suplicaba que huyeran juntos a América. En América podían vivir una vida honesta. Pero ella le decía que no viviría cultivando coles, pero él negaba con que su amor y un nuevo continente eran lo que necesitaban para una nueva vida juntos. Pero Carmen era feliz en Europa y en su vida, ella no deseaba dejar la vida criminal y Don José solo quería llevarla lejos de todos, particularmente de su nuevo amante. Uno esperaría que Carmen estaría angustiada y temerosa ante la actitud agresiva de Don José, pero para una gitana que toda su vida había vivido con bandoleros y asesinos, Don José era un simple payo, como les decían a los no gitanos. En la ópera las cartas del tarot le habían advertido sobre su muerte en manos de ese payo. En el libro, Carmen le recuerda que cuando se conocieron hubo dos señales de que él la mataría: la primera fue cuando recién se habían conocido y se cruzaron con un sacerdote, y la segunda un conejo que se atravesó en su camino cuando iban a caballo. Carmen le recordó que él, al ser su rom y ella su romi, tenía el derecho a matarla. Don José le preguntó si amaba a su nuevo amante, el torero. Ella le contestó que tanto o quizá un poco menos de como lo había amado a él cuando lo conoció. Eso alteró aún más a Don José, pero cuando Carmen se quitó el anillo que él le había regalado y se lo arrojó, fue lo que descontroló a Don José. La apuñaló dos veces y fue con el segundo navajazo cuando Carmen, su carmencita, cayó al suelo. Carmen con sus ojos grandes miraba fijamente a Don José hasta que se nublaron y se cerraron.

Pero ¿cómo Don José se convirtió en un asesino? y ¿Cómo una gitana se volvió la romi de un payo que era soldado?

Don José era originario de Navarra, se alistó en el ejército y ascendió rápido a cabo, incluso ya tenía la promesa de ser sargento cuando lo pusieron de guardia en la fábrica de cigarros en Sevilla. En esa fábrica de tabacos trabajaban de 400 a 500 mujeres, todas en una sala armando los cigarros. El calor era tal que muchas de ellas trabajaban con poca ropa, pero cuando era la hora de la comida muchas salían a caminar detrás de la reja custodiada por los soldados. Allí recibían piropos de los guardias e incluso algunas seguían el flirteo, pero en particular una gitana era la más arrojada. Ella no solo seguía el juego sino que lo instigaba, pero Don José no se sentía atraído por las andaluzas, para su gusto no eran serias como las de su tierra. Pero una tarde en la que Carmen se pavoneaba ante todos, se dio cuenta de que ese navarro parecía prestarle atención ni mostrarse interesado en ella. Se le acercó, tomó la flor de casia que llevaba en la boca y se la lanzó con un movimiento del pulgar justo entre los dos ojos de Don José. Él quedó inmóvil, no sabía qué hacer ni cómo responder. Cuando Carmen regresó al trabajo, Don José discretamente, sin que nadie lo viera, recogió la flor y la guardó en su bolsillo. Este fue el primer encuentro de Don José y Carmen.

No pasó mucho tiempo para que se vieran de nuevo. Carmen tuvo una pelea con otra obrera, pero no una de jalones de cabello o simples cachetadas. Carmen, con una navaja, marcó una equis en la frente de la pobre incauta que se atrevió a insultarla. Don José fue el encargado de llevarla a la cárcel y Carmen comenzó a usar sus encantos. Inmediatamente se percató de su acento, así que para manipularlo usando la nostalgia por su tierra, le comenzó a hablar en euskera, su idioma típico. Le pidió que fingiera que ella lo empujaría de manera sorpresiva, así al caer le daría tiempo de escaparse. En la ópera lo convence cantándole la famosa seguidilla.

Don José es degradado y encarcelado, su carrera militar ahora estaba arruinada y la promesa de volverse sargento estaba descartada. En la ópera, el oficial de Don José es Zuñiga y este está muy interesado en Carmen. En la novela no aparece este personaje. Y mientras Don José cumple la condena por haber dejado libre a Carmen, Zuñiga se burla de esto bebiendo en la taberna de Lillas Pastia con Carmen y otras gitanas. Lillas es un contrabandista que soborna a oficiales para que le den el paso libre a sus mercancías. Y mientras Don José está preso, ella se divierte.

Carmen se ganaba la vida robando, ella seducía a quien se dejara y después le robaba, o mejor aún, buscaba hombres ricos para sacarles más dinero y después orquestar con sus colegas bandidos un robo mayor, o seduciendo a la gente indicada que le ayudara al contrabando. Ella era una especie de criminal-mata hari gitana y lo mismo tenía víctimas en Egipto que en Córdoba que en Sevilla. Pero en ocasiones conocía a algún hombre que le gustaba y no le robaba ni le pedía dinero ni ningún favor, ella lo convertía en su capricho, y el torero Escamillo se convertiría en su nuevo minchorro como les decía en su lengua.

Cuando Don José sale de prisión, lo hace sin su grado y además con la deshonra de haberse dejado engañar por una gitana. Sin embargo, él ahora está obsesionado con ella y quiere verla de nuevo, y para su suerte la encuentra, pero no por casualidad sino porque ella necesitaba su ayuda para el contrabando. Debía convencerlo de que se uniera a su banda y que abandonara el ejército. Cuando se encuentran nuevamente, ella le baila para seducirlo.

Don José se resiste y escucha las trompetas que le indican que debe ir al cuartel a pasar lista, pero ella le reclama, lo chantajea y le dice que si la ama como dice, debería quedarse. Ella le promete que le enseñará una vida mejor, una sin reglas, sin ataduras y libre. Pobre Don José, ingenuo y tonto. En el libro, Don José se vuelve cómplice y deja pasar a Lillas Pastia con su mercancía de contrabando. En la ópera, donde crearon el personaje de Zuñiga, cuando Don José supuestamente se va, llega Zuñiga a visitar a Carmen. Él, con rango de oficial, le ordena a Don José que se vaya. Don José, muerto de celos, desobedece y llegan los cómplices de Carmen y someten a Zuñiga. Allí, Don José se ve obligado, digámoslo entre comillas, a unirse a la banda de Carmen. Sea como sea, este es el punto de no retorno de Don José. A partir de aquí deja su vida como militar y comienza su nueva vida criminal. En el libro nos enteramos de que Don José se vuelve un excelente bandolero, es hábil y muy exitoso, pero algo que nunca logra entender ni dominar es a Carmen. Él primero descubre que ya tiene un rom y que él es solo uno de sus amantes en turno, uno de sus caprichos. Cuando Carmen libera de la cárcel a su esposo gitano, y disculpen la barbaridad de llamarlo esposo gitano, porque la relación rom y romi no es igual, entonces Don José mata al rom de Carmen y la convierte en su romi, esto último fue muy mala idea porque Don José creía que era lo mismo que un esposo, esperaba de Carmen obediencia y fidelidad, algo que Carmen no quiere ni le interesa.

Y es en este punto cuando su relación comienza a fragmentarse más y más. El torero se vuelve el nuevo capricho de Carmen y Don José la busca por todos lados, la persigue y la acosa, hasta que llegamos a su último encuentro. Después de apuñalarla, Don José se entrega a las autoridades y es encarcelado, y es desde la cárcel donde él relata cómo de ser un soldado navarro respetable se convirtió en un bandolero asesino, por la diabólica influencia de Carmen.

En la actualidad esta historia se ha utilizado como un estandarte feminista de libertad sexual, y aunque la historia permite una lectura protofeminista, Prosper Mérimée, el escritor de esta novela corta, era un francés que amaba la cultura española del siglo XIX. Había visitado España y de allí se inspiró para escribir la novela en 1845, pero lo que permite la lectura protofeminista es el hecho de que Prosper hizo una revisión casi monográfica de los gitanos y de Don José como bandido. El narrador de la novela conoce a Don José y le ayuda a escapar porque se siente fascinado por su vida. Incluso conoce a Carmen y después vuelve a visitar a Don José, pero ahora en la cárcel cuando ya se había entregado por el asesinato de la gitana. Allí le cuenta todo lo ocurrido, pero Prosper, casi como un antropólogo, solo relata los hechos como un científico que está observando y describiendo la situación. Por esto, Carmen es la tercera ópera más representada del mundo y en algunos años, como durante el 2023, incluso le gana en representaciones a La Traviata. Carmen, la ópera de Bizet, cambió para siempre la historia de la ópera y del arte, y fue el inicio del verismo operístico, pero no solo eso, la música de Bizet es perfecta para la historia y llena de melodías pegajosas. Les pido que se suscriban y que me sigan, compartan esta historia de Carmen, escriban en los comentarios si les gusta. Por cierto, ¿vieron la nueva producción que hizo el Met? ¿Les gustó? ¿Creen que fue una buena adaptación? Escríbanlo en los comentarios y no olviden suscribirse, pero antes me despediré con un fragmento de la Dra. Salomé Medrano García, autora de la tesis “Carmen de la literatura a la imagen” de la Universitat de Barcelona.

“Carmen, como diría Michel Tournier, es mito porque su historia es fundamental, posee una moral, es conocida y fácilmente reconocible, porque constituye un modelo fundamental del cual tomamos o rechazamos los límites.

Carmen de la literatura a la imagen, Dra. Salomé Medrano García de la Universitat de Barcelona.

Carmen es vista a menudo como la versión femenina del mito de Don Juan, pero la diferencia sustancial entre ambos mitos reside en que lo que para el hombre es un derecho, para la mujer es algo a ganar, a obtener. A Don Juan no se le cuestiona la libertad, Carmen está obligada a conquistarla. Sus urgencias son otras, porque Don Juan encarna el enfrentamiento del sexo contra Dios y la sociedad, y representa la utilización de este sexo contra el orden, contra el poder establecido. Carmen, según Corinne Booker-Mesana, no es en absoluto un personaje rebelde contra el orden social. Para esta autora, Carmen es una mujer libre en amor, no un emblema feminista. Ha sido juzgada inmoral, ligera y frívola, pero sólo se muestra amoral e interesada en preservar su individualidad.”

Carmen de la literatura a la imagen, Dra. Salomé Medrano García de la Universitat de Barcelona.

Y esta cita explica el que Carmen siempre repite la palabra “libre” una y otra vez, y así acepta la muerte antes que someterse al verdadero villano de esta ópera llamado Don José. No se dejen engañar por su aria de la flor, él quiere poseer y controlar a Carmen, llevarla lejos para aislarla y tenerla para él.

Autor

dolmancebarrera@gmail.com
Amante de la ópera desde hace 18 años.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *